Constituyen una mera extensión de la mejora genética convencional y no plantean riesgos distintos de los cultivos mejorados de forma natural
Su consumo es seguro y pueden ser más nutritivos que los cultivos mejorados de forma convencional
Su seguridad está estrictamente regulada
Incrementan los rendimientos agrícolas
Reducen el empleo de pesticidas
Benefician a los agricultores y hacen más liviano su trabajo
Tienen ventajas económicas
Benefician al medio ambiente
Pueden ayudar a resolver los problemas provocados por el cambio climático
Reducen el consumo energético
Ayudarán a alimentar al mundo
Sin embargo, un importante y creciente cuerpo de evidencia científica y acreditada demuestra que estas afirmaciones no son ciertas. Al contrario, la evidencia presentada en este informe indica que los cultivos MG:
Se desarrollan en el laboratorio, utilizando una tecnología totalmente diferente de los métodos convencionales de mejora vegetal, y entrañan riesgos diferentes de los cultivos no modificados genéticamente (no-MG).
Pueden ser tóxicos, alergénicos o menos nutritivos que las variedades naturales homólogas
No se regulan adecuadamente para asegurar su seguridad
No incrementan el potencial de rendimiento de los cultivos
No reducen el empleo de pesticidas, sino que lo aumentan
Generan graves problemas para los agricultores, entre los que cabe citar el desarrollo de “supermalezas" resistentes a los herbicidas, la degradación de los suelos y el aumento de la vulnerabilidad de los cultivos a las enfermedades
Tienen repercusiones económicas ambivalentes y perturban los mercados
Deterioran la calidad de los suelos, alteran los ecosistemas y reducen la biodiversidad
No ofrecen soluciones eficaces al cambio climático
Tienen una demanda energética tan grande como los cultivos producidos mediante otros modelos de agricultura industrializada
No pueden resolver el problema del hambre en el mundo y desvían la atención de sus verdaderas causas: la pobreza y la falta de acceso a alimentos y, crecientemente, a la tierra para producirlos.
Basándose en la evidencia presentada en este informe, no es necesario correr riesgos produciendo cultivos y alimentos MG cuando ya existen soluciones eficaces, disponibles y sostenibles para los problemas que se afirma resolverán las tecnologías de ingeniería genética. La mejora vegetal convencional, ayudada en algunos casos por tecnologías modernas seguras como el mapeo genético y la selección asistida por marcadores, sigue superando a la ingeniería genética en la producción de cultivos de alto rendimiento y resistentes a la sequía, a las plagas y a las enfermedades, que pueden satisfacer nuestras necesidades actuales y futuras de alimentos.
La calidad y la eficacia de nuestro sistema de producción de alimentos dependen solo parcialmente de la genética de los cultivos. Tan importante como ello son los métodos de producción. Necesitamos una agricultura productiva, resistente a la sequía y a las enfermedades, y no únicamente cultivos de alto rendimiento que toleren condiciones climáticas adversas y sean resistentes a las plagas.